“QUÉ DIABLO DE DIOS ES ÉSTE QUE PARA ENALTECER A ABEL, DESPRECIA A CAÍN”
Hace menos de un mes; en la entrada de Libri Mundi (San Marino) varios libros de pasta amarilla relucían a vista de todos. Había escuchado de la última obra de Saramago, “Caín”, pero las cosas por hacer en Guayaquil si tienes 19 años son tantas, así que no profundicé en el tema. Me aventuré a comprar el libro, siempre es interesante leer a Saramago, sino remitirse a la que es quizá, su obra más vendida: “Ensayo de la Ceguera” o su tan polémico “El Evangelio Según Jesucristo”.
Hace mucho tiempo que no leía un libro tan hilarante, no desde la sutil ironía de Sábato en “El Túnel”. ¡Gracias a Dios!, y no cómo ironía (ya explicaré después), me topé con Caín, para mostrarme que el humor siempre se puede incluir en un gran libro. Lastimosamente para mi hermana mayor, el estigma religioso y hasta social que envuelve a ésta obra intenta quitarle protagonismo.
El libro Narra una serie de viajes en el tiempo (todos invenciones del escritor) de uno de los primeros y más repudiados personajes de la Biblia: Caín, quién asesinó a su hermano Abel debido al marcado favoritismo de Dios.
Todos aquellos que alguna vez recibimos educación Cristiana tenemos como modelo a no seguir a Caín; “es básico”. Pero, ¿acaso no dijo Jesús, hijo de un Dios Omnipotente, que se debe amar incluso a nuestros enemigos? Y, ¿fue Caín en realidad un enemigo caprichoso y vengativo? Si lo trasladamos al siglo actual, siglo de las vanidades y los absurdos, ¿quién no envidia al hermano que lo obtiene todo? A quien van todos los mimos y cumplidos de los padres, “el favorito”. El odio en muchos casos es irremediable, el que odia no es muy diferente al que mata. El que mata no siempre conoce a su víctima y arremete hacia ella como quién arremete en injurias y maldiciones al odiar.
El antagonismo que Saramago busca ironizar con ciertas ficciones (o quién sabe, hay que darle crédito a las probabilidades) es entre el hombre y el Dios de Jesucristo y de los Judíos. Caín personifica al ser humano, con sus contrariedades, problemas, deseos y placeres, además de representar lo moralmente malo. El escritor nos brinda a más de la narración de sus viajes una grandiosa etopeya de un hombre que se dejó llevar por la envidia y fue marginado por Dios, condenado a errar por el mundo llevando una mancha negra en la frente.
Como escritor omnipresente, Saramago penetra en el pensamiento de todos sus personajes y asimila la ideología de la época, jugando con la actual; temas como la guerra de los sexos, los celos y la infidelidad se mencionan. Recoge varias historias bíblicas y las adapta a una novela, que seguramente a muchos dejará encolerizados; pero, a otros muchos nos dará algo muy interesante y entretenido que leer. Después de todo, el hombre es creación del señor y el señor creación de nuestras mentes.
Nota: siempre hay que tener en mente que todo libro merece ser leído, he aquí cuando juegan los gustos de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario