domingo, 9 de marzo de 2008

Crítica a los fanfarrones; por una fanfarrona


“Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano” (Isaac Newton).

Espero no herir susceptibilidades de los fans de rambo

Puede que todo lo que escriba en ésta crítica sea la situación de muchos, puede que algunos piensen que soy una persona inteligente y ágil, o en su defecto, una atorrante. Lo cierto es que más del 80% de los seres humanos somos unos FANFARRONES o tendemos a serlo (entiéndase fanfarrón por: persona que se precia o hace alarde de lo que no es). Aquellos que alardeamos de conocer mucho cuando en realidad conocemos muy poco.

Es una actitud muy normal de los seres humanos, querer sobresalir o deslumbrar. Pero uno tiene que hacerlo con lo que puede y sabe, y no con lo que no sabe o lo que no es. El que ignora no es peor del cual cree saber, empero que la ignorancia es propia del ser humano; un mal congénito de todos los hombres que nos limita e incapacita. La ignorancia del hombre aumenta con el correr de los años y con la masificación de las ciencias, mientras más se descubre, más el hombre se aleja del conocimiento absoluto.

Entonces, ¿quién puede decir: “yo sé todo sobre ese tema”?. Ciertamente los profesionales en determinada área, pero en otras áreas es muy probable que no.

Aquellos que nos burlamos de esas personas “fofas” que carecen de conocimientos más allá de los básicos, lo único que hacemos es burlarnos de nosotros mismos. Porque en pleno siglo 20, el siglo de la tecnología, la época digital; donde las ramificaciones de las ciencias son sumamente extensas, no podemos darnos el lujo de decir que tenemos vastos conocimientos. ¡eso es una mentira! Todo lo que tenemos son conocimientos básicos y muy limitados; sólo apreciamos el espejo y no vemos más allá de él. ¡Qué insensatos nos hemos vuelto! Y que ilusos al creer que lo efímero es permanente.

Recuerdo perfectamente, (porque fue hace muy poco en mi época de colegio) la crueldad de las niñas, cuando molestábamos a otras sólo porque no tenían los mismos conocimientos que nosotras en algunas materias. Solíamos llamarles “fofas” a pesar de que el verdadero significado de la palabra es “blando y de poca resistencia”; pero lo aplicábamos para “ablandar” el “boba”. Sé que ése es un trato inmaduro, digno de unas chiquillas, pero conforme el hombre va creciendo, muchos se vuelven más fríos, ambiciosos, per juiciosos y FANFARRONES. “Inmaduro” ya no es más, un término aplicable únicamente a los niños o adolescentes.

Hace unos días estaba discutiendo con un amigo que el precio de un gran conocimiento es la arrogancia (entiéndase arrogancia por: “altanería y soberbia”), con él concluimos que en efecto es así, pero depende de cada cual, como uno lidie con esa responsabilidad. Ahora, la arrogancia es muy distinta a la fanfarronería y la única semejanza que guardan es la de ser un defecto humano.

Entonces; ¿somos arrogantes o somos fanfarrones? El hombre es el único que decide sobre su vida, pero las opciones pueden venir disfrazadas. Todo depende de nuestra capacidad de discernir y hacer una buena elección, porque correcta sería mucho pedir.

Buscar el conocimiento es la tarea más ardua del hombre, la que más tiempo requiere. Un sabio conocedor no fanfarronea pero si puede caer en la arrogancia, ironía o sarcasmo. Hablemos por ejemplo de Voltaire líder francés, intelectual de la ilustración, creador de obras como: “cartas filosóficas o cartas inglesas” donde criticaba el régimen francés o su novela: “Cándido” que satirizaba la obra del filósofo alemán Leibniz. Voltaire fue un gran filósofo que usaba la ironía y el sarcasmo en contra de sus enemigos.

Sin embargo esa no es la exacta clase de arrogancia a la que nos referimos, sino una arrogancia sin sentido que pretende minimizar el conocimiento de las demás personas, irrespetando su espacio intelectual.

Quizás la única forma de combatir éstos defectos es ser humildes, ¡Cuidado¡ esto no quiere decir que debamos detenernos en la búsqueda del conocimiento , porque el hombre que se resguarda tras el muro de la ignorancia, aquel ¡no es hombre¡ sino un repudiable gusano, vago y perezoso, una lacra social. Comencemos a ver más allá de lo que ésta frente a nosotros, indagar en el mundo de las ideas, penetrar el umbral los misterios del mundo, ser parte de él, no sólo física sino intelectualmente. Dejemos de limitar nuestros pensamientos, no decepcionemos a nuestra razón.

¡DEJEMOS DE SER FANFARRONES!

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